
Siento como si fuera dos personas a la vez, dos personas opuestas, como el agua y el aceite, como dos mundos distintos..
Una, la chica que se despierta todos los días a las 8 de la mañana. La que va con el pelo recogido y trabaja de lunes a viernes incluidos. La educada y la callada, que se limita a obedecer cuanto le manden, que evita todo lo que pueda romper su paz interior. Aquella la cual no dice nada fuera de tono, pero que en ocasiones es cortante y fría. La que piensa demasiado, y es pesimista por naturaleza. La que se preocupa hasta por el mas mínimo detalle. La que siente remordimiento hasta por lo que no debe. La que nunca dice lo que siente por no arriesgar, o por simplemente dejar todo como esta, aunque esto le cueste su felicidad.
Otra, a la vez, es la que se despierta a las 12 y media del mediodía. La que sale a bailar toda la noche, sin importarle en que dirán. La que se pone como una loca a gritar y saltar cuando escucha el tema que le gusta, dejando atrás todo tipo de vergüenzas. La que disfruta sintiendo el calor del sol en su pelo. La que tarda media hora en la ducha porque nada le corre prisa. Aquella que hace locuras sin pensar en sus consecuencias, simplemente viviendo el momento. La que da la espalda a los problemas. La que dice todo aquello que piensa. La que ríe hasta llorar, y que cuando llora acaba riendo.
Estas dos partes andan compitiendo la una con la otra. La primera, al parecer va ganando. La segunda, es la que quisiera dominar, la que tiñe mi vida de color y da emoción hasta en los peores momentos pero, no se porque, sin poder evitarlo es la que va perdiendo...
Siempre pierde.
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