
Creó que así fue como paso. Todo se perdió por segunda vez. Esta sensación de vació me era familiar, no era la primera vez que me visitaba. Siempre me habían dicho que el ser humano es el único capaz de tropezar dos veces con la misma piedra, pero hoy entiendo hasta que punto tienen razón aquellos que utilizan ese dicho. Ahí estaba yo, sola de nuevo, en una mesa de apuestas en la cual se habían llevado todo lo que en mi tenia valor. Nada. Eso era lo que me quedaba, nada. No sabía donde ir, para donde mirar, y en que dirección orientarme. No sabía a quien llamar, y con quien llorar. No sabía, que decir, ni en que pensar. No sabía, eso estaba claro. Pero eso... tampoco era nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario